Para mí, sin N
Cuenta la historia que Valentín era un sacerdote que casaba clandestinamente a las parejas de enamorados , ya que el emperador Claudio II ( según unos) prohibía el matrimonio de jóvenes dado que los hombres en plena juventud eran mejores soldados. También ( otros) sostienen que Valentín fue víctima de la persecución que el emperador ejercía sobre el cristianismo. Ponele.
Por más que la quieran dibujar, en San Valentín se celebra el día de los enamorados, digo dibujan ya que también se dice celebrar la amistad. Aquí en Argentina, el Día del Amigo es el 20 de julio…
Ahora bien, queremos una sociedad mejor, que se trate mejor, que se comunique mejor, que tenga valores, que haya respeto, educación… y no se enseña “emociones” en los colegios…
Y claro, sí se los/nos induce a festejar cosas que en realidad desconocemos. ”No es necesario”saber lo que celebramos, solo importa que se consuman regalos, chocolates, restaurantes…
No estaría bueno hablar más profesionalmente del enamoramiento en adolescentes, jóvenes adultos, adultos como parte de una formación integral?
Si pusiéramos un enamorómetro en cada mesa de celebración, en cada regalo, en cada escrito, en cada conversación,qué resultado arrojaría el chequeo? Qué pensás?
El mundo es una conversación y el lenguaje genera realidad.
Ahora la pregunta sería ¿qué realidad? La que se dice, la que se siente, la que se muestra o la que se oculta?
Somos una máquina de importar pelotudeces.
El enamoramiento es una etapa donde la visión está esmerilada por la idealización.
Luego aparece( en el mejor de los optimismos premiums) el amor.
Y el amor es una construcción lingüística, emocional y corporal que habita en una conversación interna que dice “te elijo, como sos”.
No dice “te elijo, luego te cambio”.
Podríamos seguir con una infinita lista de “te elijo y…te elijo pero…”
Para aspirar a una sociedad genuina empecemos educando: las emociones; los derechos del amor; la diversidad; lo genuino; el respeto; a decir no; a qué o quién le decimos si; a generar un espacio donde podamos identificar con claridad nuestro deseo; a no caretear; el buen humor… y educar en la finitud, tenemos un tiempo muy corto para la eternidad, muy largo para nuestra ignorancia para ser de lo que somos un ser pleno.
No soy un chico Halloween , no soy un chico Valentín… por eso el 14 de febrero me compro una picadita en Valenti y celebro conmigo estar vivo, muy, con un Malbec aceptable.
Para mí, sin N.
Roberto Rossi